En el caso que el
embarazo adolescente llegue a concretarse es importante que, los futuros
padres, cuenten con el apoyo de su familia. Cuando las cosas están hechas no se
puede pedir que no hayan sucedido, el rol del adulto pasa por enseñar a asumir
con responsabilidad las dificultades que en la vida se presentan.
Lo peor en estos
momentos es actuar motivados por la ira. Si bien es cierto que un embarazo
adolescente derrumba los planes que los padres tenían pensado para sus hijos,
es más cierto que los proyectos que se derrumban son los de aquel adolescente
que ahora debe asumir responsabilidades para las que no está preparado.
La experiencia de los
padres debe ser traspasada a los hijos de la mejor manera posible. Acompañarlos
en las decisiones médicas es fundamental, considerando que el embarazo
adolescente acarrea riesgos en la salud de la futura madre y su bebé. No se
trata de vivirlo como un nuevo hijo de la pareja, sino ubicar las labores que
aquel adolescente debe aprender ahora que será padre.
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